Edificando Emaús - 4ta Dimensión: La Vida Comunitaria - Koinonía
- Movimiento Camino de Emaús
- 6 jul 2020
- 12 Min. de lectura
“Un hermano ayudado por otro es más fuerte que ciudad amurallada”Proverbios 18,19
Introducción
¡Bendecida Semana Hermano/a!
Te invitamos a recorrer, junto a tus Hermanos de Comunidad, esta 4ta Dimensión de nuestro Carisma de Emaús: la Vida Comunitaria (Koinonía).
Hace ya varios años comenzamos a experimentar el deseo que el Espíritu ponía en nuestros corazones de vivir en «Comunidad y Comunión».
Un día, en que realizábamos un «desierto espiritual» muy cerca de la montaña, en Ullum, el Señor confirmó esta inspiración que venía creciendo en nosotros. Éramos unos pocos hermanos y hermanas que integrábamos en ese momento un grupo de oración dedicado a la intercesión.
Mientras orábamos recibimos la Palabra del libro del Eclesiastés que dice así:
«Valen más dos juntos que uno solo, porque es mayor la recompensa del esfuerzo. Si caen, uno levanta a su compañero…¡Pero pobre del que está solo y se cae sin tener a nadie que lo levante!... A uno solo se lo puede dominar, pero dos juntos pueden resistir más, porque la cuerda trenzada no se rompe fácilmente»
Eclesiastés 4,9-12
Desde aquel momento no dudamos más sobre lo que Dios quería para nosotros, y…¡Para muchos!..., la experiencia de la Vida Comunitaria.
¡Qué hermosos aquellos tiempos del comienzo! Aunque no fueron fáciles, era tan grande la alegría de iniciar juntos este camino que, aquella Palabra del Eclesiastés recibida en oración, profetizaba de alguna manera lo que sería nuestra experiencia posterior…¡Valen más DOS JUNTOS que uno solo!...»
(Fragmento extraído del Documento de Formación N°2, «¿Qué son las Comunidades Discipulares?». Rama Koinonía. Padre Eduardo Gutiérrez)
Te queremos acompañar a recordar nuestros comienzos en Comunidad a partir de la Lectura Orante con la Palabra…

Oración Inicial
"Todos se reunían asiduamente para escuchar las enseñanzas..., participar en la vida común, en la fracción del pan (Eucaristía) y en las oraciones...
Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común... Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse”.
Hechos 2,42-47
Hermano/a, para comenzar esta propuesta te invitamos a ponerte en presencia del Espíritu, podés comenzar escuchando alguna canción. Hacé memoria e identificá esos momentos que viviste en comunidad y que sentiste la presencia del Espíritu y de nuestro Padre.
También te proponemos que puedas dar gracias por todas las bendiciones en tu vida, esos regalos de Dios que manifiestan el gran amor y aprecio que Él te tiene.
Pedile al Espíritu por las personas, situaciones o aspectos de tu vida que están en tinieblas y necesitan su luz. Con mucha confianza! Acordate que ÉL HACE NUEVAS TODAS LAS COSAS.
Para terminar te invitamos a que puedas cerrar los ojos y te puedas sentir abrazado, contenido y amado durante 1 minuto por Jesús, quédate en sus brazos y sentí su paz.
Te sugerimos escuchar ésta canción: «SOPLANDO VIDA» – Jesús Adrián Romero
“Quiero vivir cerquita del cielo, cerquito de Dios”
Uno de los caminos más cercanos al cielo y a nuestro Padre es nuestra Comunidad, por eso podemos buscar el abrazo del cielo en los brazos de nuestros hermanos, que son los valientes testigos en la tierra. Es allí donde podemos comenzar a soplar vida.
Lectura Orante de la Palabra
Buscá en tu biblia la PALABRA de Hechos 2, 42-47, leela y luego respondé:
¿En qué versículo, frase o palabra sentís que el Espíritu toca tu corazón? ¿Por qué?
Identificá cómo fue edificándose tu Comunidad con el paso del tiempo. ¿Cómo comenzó? ¿Quiénes la conformaban en un principio? ¿Quiénes se fueron incorporando? ¿Qué situaciones sentís que han atravesado y que los han hecho crecer como Comunidad?
En ésta cita bíblica que nos muestra cómo era la «Primer Comunidad» podemos destacar varias acciones (compartir, reunir, escuchar la palabra, participar, orar, unión, alegría, sencillez, salvación). Te proponemos que identifiques y detalles situaciones de tu Comunidad en las que se manifiesten alguna de estas palabras (podés agregar otras). Si te acordás alguna anécdota mejor!
Por último te animamos a que pienses qué es lo que hace a tu Comunidad única y especial. Dejá que el Espíritu te ilumine.
Te sugerimos que hagas un recorrido por toda tu Comunidad, pensando en cada uno de tus hermanos, sus caras, los abrazos, los momentos compartidos, todas las situaciones en las que tu Comunidad fue refugio y salvación. Dale gracias a Dios por bendecirte con cada una de sus vidas.
Qué importante es amar a nuestros hermanos, así como Jesús nos amó primero. Que podamos dar ese primer paso valiente y amar primero a nuestros hermanos. Su invitación es clara: AMAR, PERDONAR, ACOMPAÑAR, AYUDAR a mis hermanos.
“Un hermano ayudado por otro es más fuerte que ciudad amurallada” Proverbios 18,19
¿Qué «PASO» valiente estás dispuesto a dar para amar primero a tu hermano?
¿Con qué cosas contás para poner al servicio de tu Comunidad?
Para terminar te invitamos a que pienses en un hermano con quién no compartas hace mucho, o que te pueda estar necesitando y le hables (si podés juntarte a compartir un momento personalmente, MEJOR!). Si no se te viene a la mente quién es esa persona, podés pedirle al Espíritu, Él seguro tiene la respuesta.
Te proponemos ver y escuchar este Testimonio Personal de nuestros hermanos Verónica Nesman y Mauricio Torres de la Comunidad de Galilea.
Damos GRACIAS al SEÑOR por su Matrimonio y sus hijos! Hacé clic a continuación para comenzar a escuchar:
Formación y Crecimiento Comunitario
Seguidamente te invitamos a leer la siguiente Catequesis que nuestro querido Padre Eduardo nos preparó sobre la VIDA NUEVA que el Señor nos regala al «Caminar en Comunidad».

Documento de Formación N° 3 | Camino de Emaús | Rama Koinonía
Se trata de aceptar libremente a Jesús en el corazón por medio de la conversión o metanoia. Este paso nos permite recibir el Bautismo o Efusión del Espíritu Santo que revitaliza la gracia bautismal como hijos del Padre, genera una nueva conciencia de la vida discipular y enciende el ardor y gozo por la misión evangelizadora: “He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto quisiera que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12,49). Inmediatamente, estos discípulos y discípulas buscan congregarse en “comunidad”.
3. La Comunidad Discipular es indispensable para la vivencia cristiana plena, el crecimiento en la vida nueva y el testimonio del evangelio. La comunidad integrada y comprometida, nos ayuda a vivir con mayor madurez y entrega el modelo de vida que nos propone Jesús en su Evangelio.
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros como Yo los he amado. En esto todos reconocerán que son mis discípulos: en el amor que se tengan unos a otros” (Jn 13, 34-35)
4. Las Comunidades son lugar de alabanza a Dios, de mutua edificación para crecer espiritualmente, ser solidarios unos con otros e impulsarse al testimonio y al compromiso apostólico. Toda Comunidad se define como: "una agrupación estable, orgánica y fraterna de personas evangelizadas, centradas en Cristo, movidas por el Espíritu y que se sienten responsables unas de otras”.
5. Edificándose mutuamente, compartiendo lo que son y lo que tienen, integrándose desde la sinceridad, se animan y fortalecen para ser testigos -individual y comunitariamente- del Señor Resucitado y del mundo nuevo que Él mismo inauguró con su entrega en la cruz y su redención...
6. La Comunidad se vive día a día, y de esta manera se va “construyendo” con la gracia de Dios y la entrega de los hermanos, lentamente, en “proceso”, logrando la unidad y la cohesión entre sus miembros y con toda la Iglesia: “Todos se reunían asiduamente para escuchar las enseñanzas..., participar en la vida común, en la fracción del pan (Eucaristía) y en las oraciones... Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común... Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse”... (Hech 2,42-47).
7. La comunidad es lugar de salvación, en donde se acompañan unos a otros en el caminar de la fe y en el crecimiento cristiano. La comunidad está formada por personas, y cada una de estas personas tiene un nombre propio, un rostro, una historia, por lo tanto, cada persona en la comunidad es “insustituible, irrepetible, única, importante y valiosa”.
8. Todos somos hijos de Dios, esto nos hace hermanos y por eso somos responsables unos de otros dentro de la comunidad. Así lograremos vivir el nuevo modelo de vida que nace del Evangelio. A través de la experiencia de la vida comunitaria, lograremos perseverar mejor en el camino de la fe, porque un hermano que está solo, se puede ir apagando fácilmente y se encuentra más vulnerable a las seducciones del “mundo” y del “Adversario”... “Descarguen en Dios todas sus inquietudes, ya que Él se ocupa de ustedes. Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resístanle firmes en la fe...” (1°Pedro 5,7-9).
9. Recibamos juntos la vocación a la “vida comunitaria”, ésta nueva manera de vivir, de orar, de trabajar, de servir, de divertirse, de relacionarse unos con otros. Comencemos juntos este caminar hacia Dios, como “hermanos de comunidad”, construyendo la unidad y la paz del “pueblo de Dios” y el “Cuerpo de Cristo” que somos todos. La experiencia comunitaria nos ofrece un estilo de vida propio: ser hermanos en la fé. Además se hace camino de crecimiento y madurez cristiana y discipular y se alimenta y fortalece con las siguientes actividades…
La reunión semanal o quincenal de la Comunidad...
La Palabra, la Oración, el Anuncio, la Catequesis y la Edificación comunitaria.
La Eucaristía dominical y -para quienes puedan- diaria.
Retiros de cada Etapa, retiros de crecimiento, días de desierto espiritual.
Convivencia anual de la Comunidad.
Encuentros generales de las Comunidades.
Reuniones de amistad y fraternidad...
10. Finalizamos esta Catequesis con la siguiente reflexión:
“Preguntó un sabio a sus discípulos si sabrían decir cuándo acababa la noche y empezaba el día. Uno de ellos dijo: – Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo. – No, dijo el sabio. Otro discípulo dijo: – Cuando miras un árbol a distancia y puedes distinguir si es un cedro una palmera. – Tampoco, dijo el sabio. Entonces los demás discípulos dijeron: – ¡Está bien! ¿Dinos cuándo es? Y el sabio respondió: – Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tu hermano, ha comenzado el día...
Cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana, ha nacido la luz... Si no eres capaz de esto, entonces -sea la hora que sea- siempre será de noche dentro de tu corazón".
Anthony de Mello
Para Compartir
¿En qué lugar de la Catequesis que hemos leído sentís que Dios te habló más? ¿En qué cita Bíblica el Espíritu tocó tu corazón?
¿Qué será lo que Dios va cambiando en tu vida por medio de éste camino comunitario?
¿Qué PASO concreto te estará pidiendo el Padre para vivir como hermano/hermana de los demás?
¿Qué estará diciendo el Espíritu con éste Carisma Comunitario a las personas de este tiempo? ¿Y a la Iglesia?
Te proponemos ver y escuchar el Testimonio Personal de nuestra hermana Myriam Fernández de la Comunidad Nueva Jerusalén. En él se vivencia lo que estamos compartiendo en este Documento.
¡Damos GRACIAS al SEÑOR por su Vida!
Para profundizar, podríamos leer posteriormente los números 286 al 294 del Documento de Aparecida de la 5ta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.
Iniciación a la vida cristiana | Documento de Aparecida
286. Son muchos los creyentes que no participan en la Eucaristía dominical ni reciben con regularidad los sacramentos, ni se insertan activamente en la comunidad eclesial. Sin olvidar la importancia de la familia en la iniciación cristiana, este fenómeno nos interpela profundamente a imaginar y organizar nuevas formas de acercamiento a ellos para ayudarles a valorar el sentido de la vida sacramental, de la participación comunitaria y del compromiso ciudadano. Tenemos un alto porcentaje de católicos sin conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo, con una identidad cristiana débil y vulnerable.
287. Esto constituye un gran desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educando en la Fe y como estamos alimentando la vivencia cristiana; un desafío que debemos afrontar con decisión, con valentía y creatividad, ya que en muchas partes la iniciación cristiana ha sido pobre o fragmentada. O educamos en la fe, poniendo realmente en contacto con Jesucristo e invitando a su seguimiento, o no cumpliremos nuestra misión evangelizadora. Se impone la tarea irrenunciable de ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que además de marcar el qué, dé también elementos para el quién, el cómo y el dónde se realiza. Así asumiremos el desafío de una nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente convocados.
288. La iniciación cristiana, que incluye el kerygma, es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado. Nos da también la oportunidad de fortalecer la unidad de los tres sacramentos de la iniciación y profundizar en su rico sentido. La iniciación cristiana propiamente hablando, se refiere a la primera iniciación en los misterios de la fe, sea en la forma de catecumenado bautismal para los no bautizados, sea en la forma de catecumenado postbautismal para los bautizados no suficientemente catequizados. Este catecumenado está íntimamente unido a los sacramentos de la iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía, celebrados solemnemente en la Vigilia Pascual. Habría que distinguirla, por tanto, de otros procesos catequéticos y formativos que pueden tener la iniciación cristiana como base.
Propuestas para la iniciación cristiana
289. Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el kerygma y, guiado por la Palabra de Dios, que conduzca un encuentro personal cada vez mayor con Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre experimentado como plenitud de la humanidad, y que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión.
290. Recordamos que el itinerario formativo del cristiano en la tradición más antigua de la Iglesia “tuvo siempre un carácter de experiencia, en el cual era determinante el encuentro vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por auténticos testigos”166. Se trata de una experiencia que introduce en una profunda y feliz celebración de los sacramentos, con toda la riqueza de sus signos. De este modo, la vida se va transformando progresivamente por los santos misterios que se celebran, capacitando al creyente para transformar el mundo. Esto es lo que se llama “catequesis mistagógica”.
291. Ser discípulo es un don destinado a crecer. La iniciación cristiana da la posibilidad de un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo. Así forja la identidad cristiana con las convicciones fundamentales y acompaña la búsqueda del sentido de la vida. Es necesario asumir la dinámica catequética de la iniciación cristiana. Una comunidad que asume la iniciación cristiana renueva su vida comunitaria y despierta su carácter misionero. Esto requiere nuevas actitudes pastorales de parte de obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y agentes de pastoral.
292. Como rasgos del discípulo al que apunta la iniciación cristiana destacamos: que tenga como centro la persona de Jesucristo, nuestro Salvador y plenitud de nuestra humanidad, fuente de toda madurez humana y cristiana. Que tenga espíritu de oración, sea amante de la Palabra, practique la confesión frecuente y participe de la Eucaristía. Que se inserte cordialmente en la comunidad eclesial y social, sea solidario en el amor y fervoroso misionero.
293. La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la iniciación cristiana y tendrá como tareas irrenunciables: iniciar en la vida cristiana a los adultos bautizados y no suficientemente evangelizados; educar en la fe a los niños bautizados en un proceso que los lleve a completar su iniciación cristiana; iniciar a los no bautizados que habiendo escuchado el kerygma quieren abrazar la fe. En esta tarea, el estudio y la asimilación del Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos es una referencia necesaria y un apoyo seguro.
294. Asumir esta iniciación cristiana exige no sólo una renovación de modalidad catequística de la parroquia. Proponemos que el proceso catequístico formativo adoptado por la Iglesia para la iniciación cristiana sea asumido en todo el Continente como la manera ordinaria e indispensable de introducir en la vida cristiana, y como la catequesis básica y fundamental. Después vendrá la catequesis permanente que continúa el proceso de maduración en la fe, en la que se debe incorporar un discernimiento vocacional y la iluminación para proyectos personales de vida.
Te adjuntamos a continuación el Archivo con el Documento Completo sobre la VIDA NUEVA vivida en COMUNIDAD en PDF para seguir profundizando con los hermanos.
Presenta temas fundantes para la Vida y Crecimiento de nuestras Comunidades!
Les recordamos que este Documento es parte del exquisito material que nos preparó el Padre Eduardo para la Rama Koinonía y que hoy lo hacemos extensivo a la Rama Peregrinos.
Hacé clic en el siguiente link para acceder al documento completo: https://drive.google.com/file/d/1zdG-JcNpk4yfag1XVunvUc0HLuwqIpnq/view?usp=sharing
Te proponemos ver y escuchar el Testimonio Personal de nuestro hermano Matías Bollati de la Comunidad de Peregrinos 2.
Damos GRACIAS al SEÑOR por su Vida!
Oración Final a María Madre de la Iglesia

Nuestro ícono mariano manifiesta el rostro del Movimiento Camino de Emaús y revela la identidad que nos ha dado el Padre:
Somos una Comunidad Discipular, orante y encendida por la presencia pentecostal del Espíritu, reunida junto a María Madre de la Iglesia y enviada al mundo para ser servidora y testigo del Señor Resucitado…
Te invitamos a realizar juntos, en Comunidad, la siguiente oración:
María Madre de la Iglesia, también hoy te contemplamos en este ícono… te pedimos que acompañes a nuestras Comunidades como Madre cercana dándonos tu ternura…
En este nuevo Pentecostés de la Iglesia y desde el interior de nuestra Comunidad, el Espíritu nos envíe al mundo con el Carisma de la Pascua para…
ACOMPAÑAR a los hermanos en el camino de la vida…
ANUNCIAR con la Palabra que Jesús ha Resucitado y está Vivo…
COMPARTIR la gracia de la Vida Comunitaria y Eucarística… y
SERVIR como Misioneros de la Resurrección llevando vida donde hay muerte y construyendo la civilización del Amor… Amén!
María Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Para terminar, te compartimos este regalo que nuestra hermana Eugenia Igualada de la Comunidad Buen Pastor ha preparado para vos…
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