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SAN PABLO
Apóstol incansable del primer anuncio evangelizador de la Iglesia después de Pentecostés. De temido perseguidor pasó a ser discípulo y misionero incondicional y apasionado de la Buena Noticia de Jesús. Comprendió toda su misión a la luz del Misterio Pascual de Jesús muerto y resucitado para nuestra salvación.
“Todo lo que antes consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida a causa de Cristo. Todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por Él he sacrificado todas las cosas con tal de ganar a Cristo y estar unido a Él y poder conocerlo a Él y conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos hasta hacerme semejante a Él en la muerte a fin de llegar a la resurrección…” (Filip 3,7-11)
En su conversión camino a Damasco (Hech 9,1-19) experimentó la voz de Jesús que lo llamaba a seguirlo y desde ese momento, fué un hombre nuevo totalmente configurado con Cristo a quien antes perseguía: “Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y la vida que sigo viviendo en mi cuerpo, la vivo en la fé en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí…” (Gal 2,19-20)
Nos inspira el ardor apostólico de su misión, su predicación incansable de la salvación de Cristo por medio de la Pascua y su gran don de fundar comunidades discipulares y eclesiales.

San Pablo: Testimoniales
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