SANTA MARIA MAGDALENA

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El encuentro con la misericordia y el perdón de Jesús transformó su vida para siempre y la convirtió en una mujer mística, una discípula enamorada de Jesús, el Señor. Desde la fidelidad incondicional, siguió al Maestro hasta las últimas consecuencias de su vida, acompañándolo en la soledad de la cruz y permaneciendo junto a Jesús con la fortaleza que dá el amor.

 

El Maestro la elige para ser la primera testigo de su resurrección y así se convierte en la mañana de Pascua, en apóstol de los apóstoles que anuncia la nueva vida del Señor Resucitado (Jn 20,11-18).

 

Nos inspira su amor y fidelidad a Jesús y su testimonio de la Resurrección.