SÁBADO SANTO:
- Movimiento Camino de Emaús
- 3 abr 2021
- 5 Min. de lectura
"ACOGER LA LUZ"
¡Bendecido día querido hermano del camino de Emaús!
En este día sábado de espera vigilante y atenta, te compartimos el último material para la oración personal y comunitaria que te permitirá continuar este camino de encuentro y unión con Jesús Resucitado.
Te proponemos comenzar escuchando esta canción:

Hoy todo es silencio:
El Sábado Santo se recuerda el paso de Jesús entre la muerte y la resurrección. Este es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con la llegada del Domingo de Resurrección.
En este día; la invitación es que desde el silencio escuchemos la nueva melodía que trae Cristo Resucitado a la humanidad.
Un silencio que hoy nos dice muchas cosas. Nos habla de espera, de preparación, de deseo. Este día nos invita a hacer una pausa antes del Domingo de Resurrección, como el silencio musical en una partitura que espera expectante la nueva melodía que todo transformará.
Durante este día permanecemos junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en oración y ayuno su resurrección.
Es día para profundizar. Para contemplar. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío.
La Cruz, central, iluminada, con un paño rojo. Dios ha muerto. Ha querido vencer con su propio dolor el mal de la humanidad. Ya lo dijo Jesús: "Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” Juan 12,31.
Es el día de la ausencia. El Esposo nos ha sido arrebatado. ”Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán” .Mateo 9,14-17.
Día de dolor, de reposo, de esperanza, de soledad. El mismo Cristo está callado. Él, que es el Verbo, la Palabra, está callado. Después de su último grito de la cruz “¿por qué me has abandonado”?- ahora él calla en el sepulcro. Descansa: “todo se ha cumplido” (Mateo 27,46).
El sábado es el día en que experimentamos el vacío. Si la fe, ungida de esperanza, no viera el horizonte último de esta realidad, caeríamos en el desaliento: “nosotros esperábamos… “, decían los discípulos de Emaús. (Lucas 24, 13-35)
Es un día de meditación y silencio. Algo parecido a la escena que nos describe el libro de Job, cuando los amigos que fueron a visitarlo, al ver su estado, se quedaron mudos, atónitos ante su inmenso dolor: “se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande” (Job. 2, 13).
La enseñanza es ésta: Cristo está en el sepulcro, ha bajado al lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona. Y junto a Él, como su Madre María, está la Iglesia, la esposa. Callada, como él.
El sábado está en el corazón mismo del Triduo Pascual. Entre la muerte del viernes y la resurrección del domingo.
Tres aspectos de nuestra Fe para confirmar en oración y un único misterio, el misterio de la Pascua de Jesús: muerto, sepultado, resucitado:
“Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Filipenses 2,1-11
Propuestas para orar:
Te proponemos acompañar a María en su dolor rezando el Rosario con tu familia.
Hacer un acto de contrición (arrepentimiento) y si te es posible busca un sacerdote para confesarte.
Propuesta de película: Santa Gianna Beretta Molla: mujer, esposa, madre y santa. No fue ni monja ni consagrada, sino que esposa, madre, médico... y por ese camino amó a Dios con todo el corazón. Ella es todo un ejemplo para quienes intentamos seguir a Jesús en la vida laical, en el cotidiano día a día.
Propuesta de Testimonio: te invitamos a escuchar a esta hermana y su testimonio sagrado, esperando nos ilumine en este tiempo de espera...
Lee los textos que se proponen en esta reflexión.
Haz una lectio divina con los siguientes textos, esperando la resurrección del Señor:
1 Juan 1,7
Juan 12,35-36
Juan8,12
Mateo 5,14
Hechos 13,47

UN ADELANTO…
En la noche de este día, cambiamos el clima de silencio por uno de esperanza. Se espera la resurrección de Jesús y se lleva a cabo la principal celebración del año: la Vigilia Pascual.
Durante el día, no hay misas, ya que Jesús sigue en el sepulcro. Sin embargo, esperando la resurrección, a la noche celebramos la Vigilia Pascual. Esta celebración es el núcleo fundamental de la liturgia cristiana a lo largo de todo el año. Una gran variedad de elementos simbólicos expresan el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida nueva en la Resurrección del Señor: El fuego, el cirio, el agua, el pan y el vino y la palabra.
La Vigilia Pascual consta de cuatro signos importantes:
1. La luz
2. La Palabra
3. El agua
4. La Eucaristía
La luz, representada en el cirio pascual, representa la esperanza en que Jesús va a resucitar.
La Palabra estará presente de forma especial en esta celebración. Se leerán 9 lecturas relatando toda la historia de la Salvación, desde el Génesis hasta la Resurrección. Una vez que pasamos del Antiguo Testamento al Nuevo, se encienden las luces de la iglesia, y para el evangelio, cantamos el Aleluya (que no se canta hace 40 días).
El agua, presente hoy en la liturgia bautismal, nos limpia nos purifica, y representa el “volver a nacer” en Cristo.
Finalmente, en la Eucaristía, se nos presenta Cristo vivo entre nosotros, por eso lo recibimos con mucha alegría.
El evangelio es el de la Vigilia Pascual, por lo tanto se lee a la noche.
Evangelio según San Mateo 28, 1-10

Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos. El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán». Esto es lo que tenía que decirles». Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».
- Por Mariana Benegas
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