VIERNES SANTO:
- Movimiento Camino de Emaús
- 2 abr 2021
- 6 Min. de lectura
"ABRAZAR LA CRUZ"
¡Bendecido VIERNES SANTO querido hermano del Camino de Emaús! A continuación te presentamos el subsidio (propuesta espiritual) para este día del Triduo Pascual.
Te proponemos que invoques la presencia del Espíritu Santo para que sea Él quien guíe y trabaje tu corazón a lo largo de toda esta meditación… ¡Ven Espíritu Santo!
Te compartimos la siguiente canción: “Sólo por tu sangre” de Marcos Witt:
Te invitamos a que busques un horario y un lugar, antes o después de la Celebración de la Cruz (que será a las 18,30hs en Emaús), para realizar en forma personal o con tu Comunidad un momento de profunda contemplación de la Cruz.

Te pedimos que lleves a la celebración de esta tarde tu cruz familiar, aquella que preside tu casa, aquella que tenés en tu lugar de oración, aquella cruz que los acompaña a vos y a tu Comunidad en sus reuniones, para que podamos besarla y adorarla cuando llegue el momento…
Nuestra querida hermana Isabel Navas de la Comunidad Testigos de la Luz quiere compartirte su testimonio en relación a su experiencia con la Cruz en su vida…
LECTIO DIVINA
Evangelio del día: Juan 18,1 - 19,42
La Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo según San Juan
El Domingo de Ramos, el Padre Eduardo en la homilía nos invitaba a contemplar, desde el Evangelio de Marcos, a Jesús que se “deja atar” (como se ataba el cordero elegido para el sacrificio de la pascua judía); que “guarda silencio” (por muchas razones, pero principalmente porque en Él se consumaba lo que el profeta Isaías 53,7 nos anuncia en el poema del “siervo sufriente” que es parte de la 1° Lectura que la liturgia nos invita a profundizar hoy: “Cuando era maltratado se sometía y no habría la boca…”).
El apóstol San Pablo, entre tantos de sus testimonios escritos en sus Cartas, nos afirma en Filipenses 2,8-9: “Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el Nombre sobre todo nombre…”
Con el Evangelio de hoy de Juan, la Iglesia celebra la Pasión del Señor con la seguridad de que la Cruz de Cristo no es la victoria de las tinieblas, sino la muerte de la muerte. Esta visión de fe aparece manifiestamente subrayada en la narración joánea, donde se presenta a Jesús como rey que conoce la situación, la domina y, por así decir, se señorea de ella aún en sus mínimos detalles. La hora de Jesús -que ha llegado- se describe a través de los hechos como hora de sufrimiento y de gloria: el odio del mundo condena a muerte de cruz a Jesús, pero desde lo alto de la cruz Dios manifiesta su amor infinito. En esta espléndida revelación, en esta total entrega divina, consiste la gloria.
La narración de la pasión comienza y termina en un huerto –recuerdo del Edén- queriendo indicar que Cristo ha asumido y redimido el pecado del primer Adán y el hombre recobra ahora su belleza original. La narración no se detiene en el sufrimiento de Jesús; Juan sólo hace alusión a la agonía de Getsemaní (Jn 18,11; cf. 12,27s), mientras que subraya insistentemente la identidad divina de Cristo, el “Yo soy” que aterra a los guardias (Jn 18,5s). Del mismo modo, menciona como de pasada los escarnios y golpes, mientras evidencia –sobre todo ante Pilato y en la crucifixión- la realeza de Jesús. El término rey aparece doce veces (dieciséis en todo el cuarto evangelio). En los interrogatorios, la palabra de Cristo, el acusado, domina sobre la de los acusadores. En el momento en que Jesús es juzgado se cumple más bien el juicio sobre el mundo.
Cuando es elevado en la cruz, se cumple no un acto humano, sino la Escritura (Jn 12, 32: “Pero cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo…”), y se revela la gloria de Dios. Precisamente en el momento de la muerte, nace el nuevo pueblo elegido, confiado a la Virgen Madre (Jn 19,25-28). Del agua y la sangre que manan del costado traspasado nace la Iglesia, que regenerada en el bautismo y alimentada con la eucaristía celebrará a lo largo del tiempo la pascua del verdadero Cordero (Jn 19,33; Éxodo 12,16), hasta que también se cumpla el tiempo (cosummatum) en la eternidad (Jn 19,30).
- Lectio Divina para cada día del año, Libro 3, pág. 456).
1° Propuesta: Contemplar la Cruz de Jesús
Tomando entre tus manos la Cruz que tenés en tu casa, te alentamos a que la observes, la contemples en un momento de profundo silencio personal o con tu Comunidad… quizás te ayude recordar lo que resonó en tu corazón al realizar la Lectio Divina con la Palabra de la Pasión de Jesús según San Juan, o el testimonio tan hermoso de nuestra hermana Isabel Navas… también te compartimos la canción “Mira sus manos” de Evan Craft y Marcos Witt, a continuación te dejamos la letra…
Mira sus manos
Mira sus manos, mira sus pies…
Tanto amor Él demostró por mí.
Mira sus ojos tan llenos de amor…
Su vida dio en una Cruz por mí…
Cristo te amo, mi corazón te anhela…
Cristo te amo, mi alma te desea…
Mira su rostro, mira su bondad…
Y Él me amó aún siendo un pecador…
Mira sus llagas, su gracia y perdón…
Contempla la victoria que Él nos dio…
Cuán grande amor nos dio, Él se entregó
Para darnos vida…
El Rey Eterno, exaltado, coronado en gloria…
Te proponemos además repetir, a modo de jaculatoria o de oración centrante, las mismas palabras que el soldado romano exclamó al contemplar a Jesús en la Cruz: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios…” (Mc 15,47).
TEXTO PARA LA LECTURA ESPIRITUAL AL CONTEMPLAR LA CRUZ
Hoy la Iglesia nos invita a un gesto que quizás para los gustos modernos resulte un tanto superado: la adoración y beso de la cruz. Pero se trata de un gesto excepcional. El rito prevé que se vaya desvelando lentamente la cruz, exclamando tres veces: “Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo”. Y el pueblo responde: “Venid a adorarlo”.
El motivo de esta triple aclamación está claro. No se puede descubrir de una vez la escena del Crucificado que la Iglesia proclama como la suprema revelación de Dios. Y cuando lentamente se desvela la cruz, mirando esta escena de sufrimiento y martirio con una actitud de adoración, podemos reconocer al Salvador en ella. Ver al Omnipotente en la escena de la debilidad, de la fragilidad, del desfallecimiento, de la derrota, es el misterio del Viernes Santo al que los fieles nos acercamos por medio de la adoración.
La propuesta “Venid a adorarlo” significa ir hacia él y besar. El beso de un hombre lo entregó a la muerte; cuando fue objeto de nuestra violencia es cuando fue salvada la humanidad, descubriendo el verdadero rostro de Dios, al que nos podemos volver para tener vida, ya que sólo vive quien está con el Señor. Besando a Cristo, se besan todas las heridas del mundo, las heridas de la humanidad, las recibidas y las inferidas, las que los otros nos han infligido y las que hemos hecho nosotros. Aún más, besando nuestras heridas, las que tenemos abiertas por no ser amados.
Pero hoy, experimentando que uno se ha puesto en nuestras manos y ha asumido el mal del mundo, nuestras heridas han sido amadas. En él podemos amar nuestras heridas transfiguradas. Este beso que la Iglesia nos invita a dar hoy es el beso del cambio de vida. Cristo, desde la cruz, ha derramado la vida, y nosotros, besándolo, acogemos su beso, es decir, su expirar amor, que nos hace respirar, revivir. Sólo en el interior del amor de Dios se puede participar en el sufrimiento, en la cruz de Cristo, que, en el Espíritu Santo, nos hace gustar del poder de la resurrección y del sentido salvífico del dolor (M. I. Rupnik, Omelie di pascua. Venerdi santo, Roma 1998, 47-53, en Lectio Divina para cada día del año, Libro 3, pág. 459/460).
2° Propuesta: Acompañar a Jesús con la Cruz
El Vía Crucis es una tradición muy ungida en la Iglesia, nos invita a acompañar y contemplar los principales momentos que vivió Jesús en el camino que lo llevó a consumar su misión y la voluntad del Padre, a partir de la Palabra.
El Vía Crucis que te compartimos a continuación lo armamos entre todos los Pastores de la Rama Koinonía que realizamos el Retiro CEPA este año, donde se nos invitaba a “subir a Jerusalén donde el Hijo del hombre será entregado…” (Mt 20,18).
<--------- Toca sobre esta cruz para abrir el Vía Crucis.
Esta propuesta, al igual que todo lo anterior, la podés hacer en forma personal o con tu Comunidad…
Que el Señor derrame abundantes bendiciones sobre tu vida.
- Por Carina Caputo
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